contenido Consejo Editorial Jorge Rodríguez Gómez Freddy Ñáñez Felipe Saldivia Gustavo Borges Revilla Directora Mercedes Chacín 02 07 Vivir en el cerro De monte y culebra... 11 18 Una zona viable para vivir Cerca de la montaña 23 27 Todos los barrios unidos... Los lunátikos del 7-cero — Caracas — cruz de la vega Editor Jefe Carlos Cova DirecTORa de Arte Edarlys Rodríguez COORDINADOR DE FOTOGRAFÍA Asdrúbal Briceño Asesor Editorial Reinaldo González — plan de manzano — la esperanza Redacción Rocío Cazal Mabe Chacín Kay Yam Hung Gustavo Mérida Diseñadoras Zonia García Melany Pérez Ilustrador Alfredo Rajoy — san agustín del sur — el 70 Fotógrafos Ambrosio Plaza Jonathan Mendoza CORRECTOR Rodolfo Castillo LOGÍSTICA Idania Bracamonte Daniela Fernández 31 — la toma Frío y caballos conviven en el barrio Colaboran en esta edición José Roberto Duque, María Cristina Martínez, Gabriel Ramírez, Yanuva León, Osmar Romero, Instituto Geográfico de Venezuela Simón Bolívar, José Rivera y Marco Parra. Archivo Ciudad CCS. Ilustración de portada: Alfredo Rajoy. Impresión Editorial Metrópolis, C.A. [email protected]/@epaleccs Comercialización y Ventas: 0212-8080323/0426-5112114 Distribución: 0212-3686750 Depósito Legal: pp201202dc4166 Una publicación de la FE DE ERRATA En la edición número 86 atribuimos erróneamente la fotografía de la sección “Vive Caracas” a Ambrosio Plaza. Su autor es Jonathan Mendoza. Premio Nacional de Periodismo “Simón Bolívar”, 2014. Premio Municipal de Periodismo “Guillermo García Ponce”, 2014. 02 CARACAS Vivir en el cerro POR Gustavo Mérida Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de julio de 2014. FOTO JONATHAN MENDOZA 03 Caracas, 20 de julio de 2014. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS 04 eran los años 80 cuando “Malula”, de Radio Rochela, decía que amaba al cerro porque había nacido en él, que su primer mal paso lo había dado en el cerro, pero que con gusto se mudaría a una zona de clase alta. Este “vivir en el cerro” es de esa época... y de esta Los cerros están unidos desde más allá de las paredes sin frisar hasta más acá del proyecto tricolor, desde más allá de El Valle hasta más acá de La Bandera. En El Cementerio, te puedes perder en Los Alpes. En 1° de Mayo el hilillo de agua putrefacta y verde bajaba sin prisa y sin pausa. Era Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS mediados de 1977. Ya los cubanos tenían rato ayudando a los angoleños a dejar de ser colonia y Oscar Torres, de Los Sin Techo, el barrio de al lado, tenía seis meses de edad. Juan no lo conoció personalmente pero sí a su familia, conformada por algunos albañiles y un maestro de obras con quien competía para beberse más rápido las cervezas. Alguna vez, desde la ventana, otra ventana en el cerro, cerca de la medianoche y acabando de entrar, Juan se animaba a despegar el cable y le daba vueltas al bombillo como un vaquero de los Estados Unidos cuando va a enlazar. En realidad lo hacía desde la cornisa, pero no sabía que se llamaba así. Desde la avenida Roosevelt su novia respondía apagando y prendiendo el bombillo de su balcón. Caracas, 20 de julio de 2014. FOTO JOSÉ RIVERA No hay luz. Es febrero de 1989 y desde el cerro, en La Bandera, Juan enciende una linterna. Se asoma por la ventana, una ventana de esas que se abren bajando una palanca y que, en lugar de vidrios, tienen metal. La linterna apunta a los callejones, a otras casas y se diluye en la avenida Nueva Granada. Se oye la ráfaga de un FAL. Un par de proyectiles atraviesan la ventana. Juan apaga la linterna, se tira al suelo y se sorprende de estar vivo. Ya no se vuelve a asomar. 05 Esas señales eran puro romanticismo entre la clase media y la otra clase. Y Juan olió pega en otro cerro de El Cementerio, y un perro casi le muerde las nalgas, y desde las cornisas (que es lo que sobra en los cerros) vio la ciudad allá abajo, a través de amaneceres, oyendo rock and roll y a Alí Primera con su pana del liceo, Binder, quien tenía las orejas como murciélago y el pelo impermeable. Cargar agua es un ritual. Equivale a ir a un museo a meditar. Piensas mientras ves el chorrito, doblas la manguera y te mudas para el otro tobo; te hueles los dedos y todavía te huelen a esa totona especial que huele igual pero diferente. Los domingos le compras empanadas a la señora Petra, que las hace bien sabrosas y con la masa finita. Te las llevan hasta tu casa sus hijos, que andan con los platos por el En su casa comían —o asaltaban la neve- cerro dejándolas y luego pasan buscando el ra— caraota con espagueti y huevo frito, plato y la plata. todo revuelto. Pan con sabor a cucaracha que no sabe tan mal cuando tienes hambre. En diciembre comes en cuanta casa te inviComer directo de la olla o la sartén te aho- tan y comes que jode porque a nadie le gusta rra fregar o que te formen un peo por no que no coman lo que ofrecen. La pobreza se hacerlo. La abuela de Binder les permitía, diluye entre tanta hallaca y pan de jamón. solidaria, ciertas conductas porque, desde entonces, las abuelas preferían que uno se También atracaron a Juan: le quitaron una quedara en su casa y no anduviese realengo. vez cincuenta céntimos, que era todo lo En el cerro siempre, siempre, donde come que tenía justo antes de subir las escaleras uno comen dos, donde comen dos, tres, y que casi terminaban en el cielo. Y Juan se así sucesivamente. Cuando, después de la creía poeta: tercera cerveza, tienes que orinar, meas justo en el desagüe, porque así no se arrecha la gente que pasa por ahí. Bañarse con tobito, quitarse el jabón azul (que también sirve para el pelo), comprar la bombona de gas y volver a llenar los tobos de madrugada. Comprar la bombona de anís. La vida sin luz, sin madrugadas, sin pensar la poesía inscrita en los anaqueles la juvenil esperanza de alguna circunstancia y cogerte a tu mujer por el culo o meterle el dedo en el culo y cogerla por [delante y por detrás. Desde el cerro se mira a Petare desde Petare en la tarde se mira basura y más basura mientras compras el pan. Para la iglesia un monaguillo es la alimaña necesaria. En el cerro tomas de pico la poca agua de la [nevera y te arrecuestas, y te agachas y te arrebatas [agachao. Y no todos lo hacen. Subir el cerro a pie tiene un ritmo variable de trasnocho, de cansancio, de esperanza, de enamoramiento, de familia. De deseos de no subirlo, de mirar la televisión o masturbarse en silencio. Una vez arriba, en la seguridad del callejón, tu callejón, o de la esquina (porque también hay casi tantas Subir el cerro a pie tiene un ritmo variable de trasnocho, de cansancio, de esperanza, de enamoramiento, de familia — FOTO ASDRúBAL BRICEÑO Caracas, 20 de julio de 2014. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS 06 esquinas como cornisas), te vacilas la existencia. La gente se conoce. Se saluda con la consabida, y masculina, elevación del mentón y se inventan excusas para comprar en la casa, que también es abasto, donde no te fían nada porque te la pasas rondando ya que allí vive esa muchacha tan bonita. que sea, es posible que la reacción —de alguien que a lo mejor está pelando más bola que tú— no sea quedarse quieto. Si sucede, no tienes que disparar. Le dices que no te vea y le clavas un cachazo duro, durísimo, en la cabeza. O dos, o tres. Se la rompes pa’l coño. Y el tipo se va con el güiro roto pero se lo puede contar a su mujer y abrazar a sus hijos en la noche. No le quites esa vaina. No seas tan coño ’e tu madre. Cuando llueve baja toda la basura, colchones y se hace un río que se atraviesa. Y si llueve muy fuerte hasta baja un cuerpo muerto que se llama, también, “peluche”. Antes que amanezca baja la gente, recién bañada y enratonada, ellas con el pelo mojado, negro y sabroso. Los yises suben vacíos a esta hora y se forman enormes colas de gente que madruga, quienes, según, son puros flojos. Flojos porque son explotados y quieren huir a las cinco de la tarde. Flojos y ladrones porque nos rebuscamos. Reivindicamos la explotación y por eso me tumbo las pinturas, las resmas, las propinas, ¿o no? Porque cuando le dieron el destornillador de pala y le dijeron: “Trae cuatro tazas”, él fue y se paró frente al carro, puso el destornillador y casi saca la primera, pero no se atrevió. Esa orden de iniciación no se la dieron en el cerro. Se truncó el apoderarse de lo ajeno como forma de conseguir billete. Pero hay que revisar qué es lo verdaderamente ajeno, porque al maldito que cobra comisión por venderte un carro de venezuelaproductivaautomotriz. mppi.gob.ve no le pertenece, realmente, ese dinero. Porque no es un rebusque. O el otro maldito hijo de puta que consigue dólares a menos de diez, escribiendo cualquier documento y cargándolo en un maletín, para luego venderlos a más de 70. A ese provoca pegarle un quieto. Y hablando de pegar quietos, aprovecho esta perorata sin fe de erratas para escribirle un mensaje al hampa. El hampa lee la prensa, hojea revistas, va al cine, sale con la jeva. Alguna vez Richard Peñalver dijo que “el hampa está con Chávez”. Cada quien elige cómo ganarse la vida. Si lo tuyo es ir penEdición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS Ahora hay mototaxis FOTO JONATHAN MENDOZA En diciembre comes en cuanta casa te invitan y comes que jode porque a nadie le gusta que no coman lo que ofrecen — diente de tal, bueno, es tu peo. Hay una vaina que se llama chavismo que te invita, de pana y todo, a otra cosa. Pero si decides seguir, he aquí lo revolucionario: el cachazo. Duro. Contundente. No quites una vida por una mariquera. No siempre es fácil entender que “quieto es quieto”. Por nerviosismo, porque le costó que jode ganárselo o por lo Caracas, 20 de julio de 2014. Pero también hay comunas. Radios que hoy son más que unos altoparlantes. Ministerios de las tablitas de salvación y ministerios del Poder Popular. Pero así como hay gente que desea seguir viviendo en la calle por diversas razones, hay gente que no quiere ser parte del Consejo Comunal. Gente que saludamos con el consabido movimiento de mentón. Las mujeres en sus casas tienen lo socioproductivo. Se animan, como antes, como siempre, y son las primeras en organizarse. Son las primeras en creer que las cosas pueden cambiar. Te mandan a poner eso aquí o más allá porque es muy pesado, solo por eso. Y se sientan y trabajan, o se paran y trabajan, y creen que Consejo Comunal es igual a Poder Popular. Aunque algunas se distraen, hasta se mueren, colocándose culos postizos; son las menos. Juan tuvo sus 15 minutos de fama y aprovecha para decir que quiere a su mamá y a su papá, aunque todo haya sido como fue. Entonces, Caracas cumple años, y tal. Un poeta de verdad dijo una vez que la había visto reír, que la había visto llorar. Caracas cumple años y no está el Comandante, quien caminó por Prado de María y en más de una pata ’e cerro estuvo. Cumple y lo extrañamos, lo queremos. Mientras la gente de los cerros hace lo que tiene que hacer para que el Poder Popular esté donde tiene que estar, sigue pendiente de la gente de los cerros, Nicolás. 07 CRUZ DE LA VEGA de monte y culebra a barrio vertical POR ROCÍO CAZAL FOTOGRAFÍAS AMBROSIO PLAZA Caracas, 20 de julio de 2014. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS 08 En 1936 ya existía Cruz de la Vega. Los ranchos eran de madera y zinc hasta los años 50. Las condiciones eran precarias, pero los vecinos se levantaron al construir con ladrillos y cemento. Ahora hay 200 familias allí y la lucha por un mejor convivir está presente en todos Cuando hablamos de barrio, siempre se piensa en un gran cerro y en viviendas en alto riesgo. No. Pasajes, calles y callejones también forman parte de ese terruño que le da sentido de pertenencia a la gente que allí habita. Eso ocurre en Cruz de La Vega, un pequeño barrio que está algo escondido, en la parroquia San Juan, y que no llega ni a media cuadra. Allí casi todos se conocen y tienen todo a la mano: preescolares, colegios, ferreterías, lavanderías, abastos, un módulo de Barrio Adentro y demás. La señora Juana Mercedes Celis, mejor conocida como Juanita, de sus 80 años de vida lleva 77 viviendo allí. Es fundadora del lugar, al que llegó a los tres años junto a su mamá Asunción Yépez y su abuelita María Teresa Yépez. “Esto aquí era monte y culebra. Nosotras fuimos las primeras que llegamos aquí. Veníamos de Maracay a la plaza Capuchinos en el año 36 y, como estábamos recién llegadas, no hallábamos para dónde agarrar. Al frente había una pensión de un señor llamado Manuel Yambó, un negrote él, trinitario. Ellas hablaron con él para que pudiéramos alojarnos. Yo estaba muchachita, pero me acuerdo como si fuera ahorita. Ahí estuvimos un tiempito, pero eso lo iban a tumbar y él le dijo a ellas que teníamos que desalojar, pero que tenía aquí un pedacito de terreno y que nos lo iba a vender. Tenían que pagar un bolívar por día hasta llegar a 300”. Por supuesto, un bolívar era bastante para la época, pero la madre y abuela de Juanita lograron costearlo con esfuerzo y sudor. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS Velas, leña y tobitos Allí, el señor Yambó les vendió un quiosco de lona verde, donde vivieron un tiempo, siempre pendientes de que los alacranes no las picaran. Después se fueron instalando otras familias y todos habían hecho sus ranchitos con tablitas de madera y zinc. Recuerda, incluso, que para la época había carretas arreadas a caballo. Las condiciones de vida eran muy precarias. No contaban con servicios de electricidad y mucho menos de agua. Las velas, lámparas de gas y tobitos eran la orden del día para las familias que allí residían. La leña también formaba parte de sus vidas a la hora de cocinar. ¿Cuándo comenzaron a sustituir los ranchos por casas? La señora Juanita recuerda que pasaron muchos años viviendo así porque los gobiernos de Eleazar López Contreras y de Isaías Medina Angarita no dejaban que hicieran otro tipo de construcción. “Esto era un campo. De hecho, siempre íbamos al Guaire, que estaba limpio. Allí lavábamos. La gente también venía hasta acá y se bañaba ahí. También pasábamos hacia el otro lado, que era puro monte” (ese otro lado ahora es la parroquia El Paraíso). Caracas, 20 de julio de 2014. 09 Luego, las casas con bloques y cemento comenzaron a construirse en el barrio Cruz de La Vega a partir del gobierno de Marcos Pérez Jiménez. Todas esas viviendas se hicieron con mucho esfuerzo, con los recursos de sus residentes. Pero ya el barrio se llamaba así, desde que tiene uso de razón la señora Juanita, porque la esquina que da hacia la avenida San Martín se llama así, aunque la señora Zenaida, vocera del Consejo Comunal Francisco Pancho Rodríguez, señala que un monseñor que llegó a Caracas quería hacer una santidad en cada parroquia. Por eso creó las esquinas de Crucecita, la de Cruz Verde y Cruz de La Vega, por nombrar algunas. Allí, cuenta la señora Juanita, han pasado muchas cosas, pero la historia más increíble que recuerda fue cuando, al frente de su casa, un hombre se ahorcó amarrado a una mata y, luego, otro también hizo lo mismo en otra vivienda aledaña. ¿Crisis económica? ¿Mal de amores? No, ella piensa que el motivo principal fue la manera exagerada que tenían de consumir aguardiente. En la unión está la fuerza Juanita fue enfermera de la Maternidad Concepción Palacios durante 40 años y poco a poco fue construyendo su modesta vivienda de cemento. Para los años 90 había 36 casas. A medida que ha pasado el tiempo, el barrio creció mucho, pero hacia arriba. Ese pedazo tiene casas hacia la vereda y hacia atrás y cada quien construye pisos encima de cada techo. Ahora hay 200 familias allí: unas despreocupadas porque son sus viviendas y no le deben nada a nadie, otras están alquiladas. Sin embargo, ya constituidos, la angustia llegó en un momento para los habitantes del barrio Cruz de La Vega. Por los 90 llegaron unos árabes a decir que eran supuestos dueños de esos terrenos y comenzaron una pugna legal, pero en Maracaibo. Algo muy extraño, pues muchos de sus fundadores tenían más de 50 años residiendo allí. “Querían tumbar todo esto, entonces nos unimos y cada uno tenía una misión. A mí Caracas, 20 de julio de 2014. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS 10 Juanita es referencia en el barrio. Allí tuvo a sus hijos, tres de ellos paridos en su casa. Se graduó en la Misión Ribas hace 10 años — unos muchachos de El Guarataro para acá a jugar basquetbol y las mujeres se ponen ahí a hablar con ellos y los corren, pero yo no veo que haya mayores problemas”. Pero para tener más tranquilidad aún, cuentan con un módulo de Barrio Adentro “a pata ’e mingo”, como se dice. Ha sido lo mejor para ellos, a la hora de tener alguna emergencia médica primaria. La hija de la señora Juanita, Iliani Córdova, fue una de las que lucharon por ese módulo. “Tú sabes que se hizo una petición. Vinieron unos ingenieros y nada que terminaban la obra. Se hacían los locos y decían que se habían acabado esos reales. Entonces ella iba hasta Fuerte Tiuna, y a varios lugares, a hablar para que se culminara, hasta que por fin se hizo”. Incluso, Iliani trabajó allí como me tocó ir donde el síndico procurador, a enfermera hasta hace tres años, cuando otro a la Gobernación del Distrito Federal murió de una enfermedad pulmonar. y así… Andábamos en las calles con unas pancartas y nos fuimos para Radio Rumbos, Lo cierto es que la señora Juanita es referena la televisión y a los periódicos a denunciar cia en el barrio. Allí tuvo a sus hijos, tres de a los árabes que se querían coger esto. En- ellos paridos en su casa. Se graduó en la Mitonces nos fuimos la señora Zenaida y yo a sión Ribas hace 10 años y desde 1996 goza Maracaibo. Nos movimos. Llevamos actas de de los beneficios de jubilación y pensión. matrimonio, de defunción y de nacimiento, facturas de luz. Todo eso. Hasta busqué una Ahora, el Consejo Comunal tiene un procarta que mi abuelita le había hecho al señor yecto de gas directo (aún cocinan con Manuel Yambó donde le pedía a él su papel bombonas), tendrán un espacio para la rede propiedad o algunas escrituras de ese pe- creación infantil y cuentan con otros dos dacito de terreno, porque ella le había pagado planes: uno socioproductivo (taller de coslos 300 bolívares. No la conseguí, pero lleva- tura) y otro de viviendas para 77 familias, mos todos nuestros papeles. Resulta que los pues algunas están alquiladas, arrimadas documentos de esos árabes estaban viciados. y/o hacinadas. Eran forjados. Eso lo ganamos nosotros y no Asimismo, cuentan con un espacio para nos citaron más nunca”. construir un polideportivo, aunque la maA partir de allí, los vecinos tienen títulos yor lucha que tienen es que salgan unos supletorios sobre bienhechurías porque el galpones de cerámica de allí (que antes terreno es de la municipalidad. Este docu- eran una casa de vecindad, luego funciomento les vale como título justo y auténtico naba el canal 5 y después fue el Palacio de para legitimar la posesión de las viviendas los Deportes). No tiene lógica, para la seque construyeron. Por allí, la tranquilidad ñora Zenaida, del Consejo Comunal, que esos galpones estén allí, porque perjudican llegó a sus residentes. el ambiente y la salud de los habitantes. Pero no solo eso les genera paz. Para la señora Juanita, en este barrio se puede vivir, a pesar Sí, la lucha continúa en Cruz de La Vega, de los tiempos de violencia que escucha de pero también persisten las alegrías: Juanita otros lugares. “Siempre pasa una que otra co- y sus vecinos participan en los carnavales, sita, pero yo le doy gracias a Dios porque sal- en las fiestas de San Juan y en las parrandas go, vengo, voy y, de verdad, no veo que haya decembrinas. Todos, unos más que otros, delincuencia acá. A veces dicen que vienen están unidos por las buenas causas. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de julio de 2014. Caramelo, tabaco y chocolate Un día de 1994 me avisaron que en la cancha del bloque 18 del 23 de Enero, allí, a pocos metros de donde yo vivía, iba a presentarse el Sexteto Juventud. Una gracia más de la gente de la Coordinadora Simón Bolívar que solía, y suele, sorprender a la gente de la parroquia con sus invitados estelares, con sus humildes actividades que de pronto se convierten en conciertos para la historia. Así que esa noche invité a mi hermana mayor, Morella, y juntos fuimos para allá a presenciar la cosa. Grata sorpresa: ahí estaba ya Carlos Quintana, "Tabaco". Juan nos presentó al viejo, y al rato se montó en esa tarima a sonear. Varias cosas inolvidables tuvo para mí ese toque. Una, que a mitad de su presentación el inolvidable cantante se dirigió al público más o menos con estas palabras: "Bueno señores, yo sé que ustedes vinieron aquí fue a escuchar salsa, a vacilarse el son sabroso del Sexteto. Pero les pido que me disculpen un momento, porque hay una pieza que yo pegué hace un montón de años y que a los salseros no les gusta mucho porque les suena a guachi-guachi. Yo siempre la canto cada vez que me presento porque le tengo mucho cariño. Es que esa canción me dio de comer muchos años, y también dio a conocer al grupo en todas partes. Entonces, me disculpan ustedes, pero yo la voy a cantar aquí también". Acto seguido comenzó a sonar el Sexteto Juventud en ritmo de bugalú (¿o de twist?) y Tabaco nos metió en el túnel del tiempo y nos arrancó la ovación de la noche con aquella canción que dice: Tú eres caramelo ‘e chocolate / Tú eres la alegría de mi vida… El hombre cantó también esa pieza que los presos convirtieron en su himno, “La Cárcel” (Cuando se desea / la bonita libertad...) y otras que pegó más tarde con Tabaco y sus Metales. Carlos Quintana murió pocos meses después de ese toque (mayo de 1995), cuya segunda cosa inolvidable es una que seguramente mi hermana tampoco olvidará jamás: Tabaco no le quitó los ojos de encima ni un instante, mientras cantaba. José Roberto Duque 11 pLAN DE MANZANO UNA ZONA viable PARA VIVIR POR kAY YAM HUNG FOTOGRAFÍAS AMBROSIO PLAZA Caracas, 20 de julio de 2014. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS 12 al igual que otras zonas populares de nuestra urbe, plan de manzano se configura como esa especial forma de vivir del caraqueño: una permanente dialéctica comunal. a pesar de las tragedias vividas en el lugar vuelven porque ese es su hogar Mientras subíamos podíamos ver la “trocha”. Se acordó del tiempo en que se cayó el viaducto y una de las pocas opciones para llegar a Caracas era por la carretera vieja. “Los vecinos y yo invertimos el dinero que teníamos en comprar agua, refrescos y chucherías para venderle a la gente de la cola, que podía durar seis horas o más. Fue una manera en que nos ayudamos para conseguir dinero duranBlanca Velázquez vive allá desde que nació, te todo ese tiempo”. tiene 30 años, trabaja en la Asamblea Nacional como suplente auxiliar de manteni- Al llegar a Plan de Manzano fue como si esmiento y vende bollos los viernes. “Solo el tuviéramos en una zona comercial: abastos, bollo por ahora”, dijo mientras nos montá- farmacias, carnicería, licorería, panadería, bamos en la primera camioneta para ir a su de todo. También hay un dispensario que casa, que se aborda en toda la entrada de atiende a los habitantes de todos los secLa Guaira. A cualquier hora que llegues vas tores. La joven recordó que este lugar fue a conseguir transporte que te deja en Plan donde trabajó por primera vez, básicamente lo que hacía era anotar a los que iban de Manzano. La carretera vieja Caracas-La Guaira es poco utilizada hoy en día por los caraqueños, y cuando lo hacen es solo para evitar las colas. Sin embargo, este camino no es solo un desvío. Desde hace muchos años es el hogar de numerosas familias que a pesar de las tragedias ocurridas en el lugar regresan. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de julio de 2014. llegando. En una esquina se encuentra la iglesia Centro Lorenzo Herrera Mendoza, en la que los niños y niñas se bautizan y los adolescentes hacen su primera comunión y confirmación. “Es como la capital de aquí, el punto céntrico para agarrar a otros sectores”, afirmó Blanca mientras seguíamos el camino. Algunos de los sectores son La Colina, La Torre, Ojo de Agua, Nuevo Día, El Limón, El Futuro, El Porvenir, El Paují y el más famoso: La Vuelta del Diablo, que originalmente se llamaba La Vuelta de San Miguel Arcángel; los mismos vecinos le cambiaron el nombre. Este último es el final de la zona poblada y lo utilizan para reunirse los fines de semana mientras escuchan música con 13 los carros y comen. “Hacemos parrilla, ju- se anotan en la lista y dejan sus potes para gamos dominó y no puede faltar el truco”, que se los llenen de comida, los pasan buscando justo al mediodía. comenta Blanca. La muchacha tiene su casa en El Paují. Para llegar hasta allá abordamos un carro que pasa por su casa y se regresa justo en La Vuelta del Diablo. En su barrio la gente se conoce de toda la vida. Mientras íbamos caminando, saludaba a los vecinos. Dice que todo aquel que quiera saber algo se lo pregunte a la señora Pastora, que lo sabe todo y si no te lo averigua. También tienes a otra vecina que le dicen Globovisión, quien es la competencia de aquella en el sector. Los niños de la zona, que salieron de sus clases, vienen caminando. Nosotros bajamos por las escaleras dos y llegamos a una de las tantas escuelas que se encuentran registradas allí. La escuela Arnoldo Gabaldón es una edificación de unos tres pisos que tiene una cancha en la azotea para que puedan recrearse los estudiantes. Los niños corrían por la entrada mientras una de las maestras nos cuenta que esta fue construida por unos misioneros evangélicos de Costa Rica, que fueron para allá y notaron la necesidad de una escuela. El Paují se divide por escaleras, de la uno a la seis. Su casa está entre la tres y la cuatro y, La señora Omaira es la encargada de la canjusto en la dos, tienen un comedor popular. tina que está al lado. “Ella es mi tía. Bueno, Aquellas personas que no tienen que comer no es mi tía de sangre, pero sí de vida. Así El Paují se divide por escaleras, de la uno a la seis. Su casa está entre la tres y la cuatro y, justo en la dos, tienen un comedor popular — Caracas, 20 de julio de 2014. MITOS DE LA CARRETERA Cuando íbamos pasando por unas de las casas del barrio, Blanca nos cuenta que ahí vive una bruja. ¡Así como lo oyen! Y no es el caso de una sino de varias señoras que se convierten en unos pájaros enormes, parecidos a un búho, y se la pasan por los techos. Afirman que aquellos niños que no estén bautizados son visitados por ellas y los muerden; solo una mujer embarazada primeriza los puede salvar para que el niño o niña no se enferme o, como dice Blanca, “no le echen el mal de ojo”. Pero este, como es un mito, hay que explicarlo mejor. Lo publicaremos en otra edición para que tenga el espacio que le corresponde. Otros caso misterioso es el de la novia que se monta en el carro de aquellos conductores que pasan por la carreta en la noche. Les repaso rápido la historia. Se cuenta que en tiempos pasados, en los poblados de Vargas, una joven pedía cola en la carretera vieja de La Guaira. Al bajar, ella olvidaba en el carro unas flores que traía consigo. Cuando el chofer que le había dado la cola se devolvía a la casa donde había dejado a la joven a llevarle las flores, abría la puerta una señora quien, con una foto de la muchacha, le decía al conductor que ella había muerte hace años. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS 14 LA VAGUADA DEL 99 El plan lo agarran muchas veces para hacer grandes fiestas para todos los que viven por esos lados... — les digo a muchos de los que viven aquí; imagínate, toda la vida viviendo juntos… ya son parte de mi familia”, dice Blanca mientras nos la presenta. Tía Omaira es evangélica y, mientras nos regala un jugo bien frío, nos cuenta que ella tiene al frente de su casa un conuco, arriba en la montaña. Allí ella dice que escuchó por primera vez a Dios y es donde también siembra todo lo posible: plátano, verduras, caña de azúcar y hasta cría sus propias gallinas y vende los huevos. Las lluvias que azotaron a la costa de La Guaira en 1999, también afectaron a una gran parte de los habitantes de los sectores de Plan de Manzano. Al comenzar a relatar lo sucedido ese diciembre, a Blanca se le entristecen los ojos. “Esa noche llovía mucho, el agua nos llegaba a las rodillas, salimos a la calle y no había luz. Recuerdo que por estas mismas calles bajaba un río de agua inmenso, varias casas de mis vecinos quedaron derrumbadas”. Al día siguiente tuvieron que bajar a pie hasta El Limón, que es la parte de la carretera que se comunica con la autopista. “Allá estaban unos carros que llevaban a la gente hasta Catia. Para llegar hasta ese punto tuvimos que pasar por encima de carros, escombros y piedras grandísimas que fueron arrastradas por la corriente. Cuando llegamos a la ciudad, estaban regalando comida y agua potable. Es impresionante cómo la gente se desesperaba y, a empujones y brincos, querían conseguir algo para comer y beber". Ella y su hermano menor se quedaron en casa de un tío y pudieron avisarle a los familiares que estaban bien, mientras su mamá se quedó en la casa. Así como también muchos de los vecinos se quedaron para cuidar sus cosas y entre todos se ayudaban para limpiar los escombros. Fuimos bajando hasta llegar donde quedaba antes el vertedero de basura, que ahora “Al tercer día regresamos y lo que podíamos es una zona totalmente limpia y libre de ver por el camino era una desolación, por toda la carretera. Aquellas enormes casas ya contaminación. no existían y en su reemplazo había piedras y El plan lo agarran muchas veces para ha- árboles caídos. Para ese día habían restablecer grandes fiestas para todos los que viven cido el transporte”, cuenta la muchacha. por esos lados, también lo usan para hacer carreras de carro o simplemente para escu- Ella recuerda que algunas de las personas lo char música sin molestar tanto a los vecinos. veían como diversión; es que, a consecuencia A sus alrededores están unos parques para de las lluvias, se formaron ríos, arriba en la niños y un gimnasio para que se ejerciten sin montaña, que bajaban por la carretera y allí se bañaban. ir muy lejos. Blanca hace un tiempo —tres años— se mudó para Cúa pero no le gustó; además, era muy lejos, no era el mismo ambiente. “Siempre voy a regresar, aquí tengo amigos, vecinos, familia, esta es mi comunidad, mi barrio querido”. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS “Gracias a Dios nuestro sector no se vio tan afectado como otros y los daños fueron más que todo materiales, algo que poco a poco se recupera. Para el 31 de diciembre algunos de los vecinos se mudaron y el resto seguimos viviendo la vida como si nada”. Caracas, 20 de julio de 2014. El sueño que crece en El Ciprés Hay una manera efectiva de ahuyentar a un taxista. Pídale que le haga una carrera a Las Adjuntas, parroquia Macarao. Fruncirá el ceño. Subirá el vidrio del carro y se irá. Pero si pregunta ¿hasta dónde exactamente?, no se le ocurra responder que a El Ciprés. Diga mejor: a cuatro cuadras de la estación del Metro. Si el hombre acepta, usted debe prepararse para escuchar lo siguiente: “¡Esa zona es candela! ¡Pa’cá lo que hay es malandro por coñazo!”. El taxista no exagera. El año pasado un adolescente asesinó a su novia cuando jugaba a sostenerle una pistola en su boca. Un señor acuchilló a un joven que le echó una broma de mal gusto y la celebración de Carnaval que se hizo en la entrada del barrio culminó con dos hombres en el cementerio y tres en el hospital. Hubo que limpiar con manguera la calle donde se consumó la carnicería y, de paso, presenciar el espectáculo del agua roja que fue a encontrar su cauce bajo el mural que rezaba: “Bienvenido a El Ciprés”. Pero El Ciprés tiene también sus encantos. Por ejemplo, debe su nombre a un árbol que se erige en el patio de una casa que, según versiones populares, perteneció a Antonia, la hermana de Bolívar. Se le conoce —gracias a un animal embalsamado que posaba en la terraza— como la Casa del León. Tanto el árbol, al que se le calcula más de un siglo, como la derruida casona, constituyen los dos grandes patrimonios que los vecinos se resisten a perder. El árbol está allí, viejo, gris y la casa se sigue cayendo, aguantando las contradicciones: por las noches es una guarida para el malandro que huye o prepara una emboscada y los domingos por la tarde es visitada por el Consejo Comunal La Charanga I. Sus integrantes le arreglan la cerca, le cortan la maleza y, cuando terminan de limpiarla, encienden el carbón para una parrillada, arman una mesa de dominó en el patio y dejan sonar la música que anuncia un baile de tambores. Porque aquí —dice una vecina que no va a parar nunca de soñar— tarde o temprano tendrá que funcionar una biblioteca, un preescolar, un club de abuelos o las tres cosas juntas, ¡ya verás! María Cristina Martínez Caracas, 20 de julio de 2014. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS BARRIOS DE CAR Ffififitfi: Ifistfitfitfi Gfifigfiáfifififififififififififififififififififififififififififififi RACAS Nfifistfifis fifififis 18 la esperanza Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de julio de 2014. 19 La Esperanza existe y queda cerca de la montaña POR mabe chacín FOTOGRAFÍAS JONATHAN MENDOZA Caracas, 20 de julio de 2014. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS 20 en el piedemonte avileño del noroeste caraqueño ha brotado una diáspora que es inherente a tiempos de revolución: la comuna zona norte altagracia es una pujante organización vecinal que traspasa fronteras imaginarias y centrifuga necesidades comunes Si queremos una ubicación exacta, se podría decir que pertenece a la parroquia Altagracia, aunque tenga a pata ’e mingo la parroquia San José, Cotiza, La Pastora —por el Oeste— y Catedral —por el Sur. Dicen que, anteriormente, todo era un gran corredor comprendido por la sabana de Ñaraulí. “No había división, más se le dio el nombre de Cotiza a todo el pie del Ávila. Nosotros escuchamos que los que se sienten coticeños del Ávila llegan hasta Chapellín”. cosa: la reivindicación de la vida en su barrio. “Nosotros nos sumamos, a la edad de 15, al trabajo voluntario. En aquel entonces, hace más de diez años, en el liceo hicieron un estudio donde se evidenció que de 100 chamos, 70 perdían la vida antes de llegar a los 18 a manos de la delincuencia y las drogas. Se sabía que todo eso era producto de un sistema, nosotros no estábamos al tanto, hasta que Chávez se ocupó de elevar nuestros niveles de conciencia: ahí nos percatamos de que el sistema capitalista nos destruía a través de la Jaskeherry —Kerry— Rivas tiene 26 años, la droga, del consumismo”. misma cantidad viviendo en el sector La Esperanza del barrio El Retiro de la parroquia En ese momento se formó un grupo de trabaAltagracia. Es deportista, disc- jockey de salsa jo, integrado por jóvenes, para la elaboración y figura importante entre los jóvenes de su de los proyectos comunitarios. Aunque del sector y de comunidades aledañas. Su visión gran grupo voluntario, que empezó hace más es amplia, integradora y se ha paseado por un de diez años, solo quedan cinco activos en la sinfín de organizaciones en busca de una sola comunidad, el sector ha cosechado sus frutos. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de julio de 2014. El primer proyecto en el que Kerry puso todo su empeño fue la construcción de la cancha en la que ahora nos encontramos. “Antes de que existiera doble cancha, de futbolito y de básquet, aquí solo había un aro. Esto lo fuimos construyendo poco a poco. Muchos de los compañeros que participaron en esta iniciativa, ya no nos acompañan físicamente. Quisiera nombrarlos, ellos formaron parte del primer equipo de básquet del sector llamado H2O: Maicol, Tusa, Cesita y Gasparín, mi hermano, que en paz descanse”. El trabajo de Kerry no se ha quedado en el sector donde vive, se extiende a las distintas partes que integran la gran comunidad que se ha formado gracias a la organización vecinal: Comuna Zona Norte Altagracia. En ella, sectores como Villas del Sol, La Esperanza, Terrazas del Ávila, El Retiro I, EL Retiro II, Nueva 21 Esperanza Revolucionaria, Sol de Caraballo, José María Vargas, Brisas del Ávila, Gracia de Dios, Providencia y Alcantamar asumen un engranaje colectivo para enfrentar desafíos. Antes de que la cancha existiera, el espacio era una zona bastante hostil: mucha gente, que nada tenía que ver, moría por alguna bala entrometida. La lucha entre bandas por la apropiación de una plaza para vender drogas era un evento cotidiano, hasta que la comunidad armada —de argumentos y proyectos— batalló y reclamó el territorio que por natura- Arriba de La Esperanza se construyó una leza le pertenecía. “Nos autosacamos del ocio. urbanización llamada Villas del Sol. Hay muchos testimonios de que cuando la obra estaba en pleno, el mismo Chávez venía a supervisarla. Se ponía un disfraz, bajaba por La Cota Mil y caminaba “cara pelá” por la comunidad. Cuando la gente se daba cuenta de que era el Presidente aquel sujeto “raro” que andaba caminando por sus calles, lo metían en una casa para agasajarlo. Cuando ya se sabía que Chávez estaba cerca, las calles adyacentes se volvían intransitables. Cuenta Kerry que, más de una vez, el mismo Chávez se topó con enfrentamientos entre bandas. “De ahí viene la idea de cambiar ‘la bicha’ por reivindicaciones reales. Cómo no te va a Una solo chispa puede motivar el hecho de tener al Presidente de la incendiar una pradera Y la chispa se regó. Muchas comunidades República en tu casa, diciéndote que te regecomenzaron a organizarse y a ver qué era po- neres, que estudies, que le eches bola”. sible. “Ahora también nos enfrentamos, pero nos enfrentamos con un balón, un bate, un Luego vino la organización seria. Cada quien achante. Ya no existe esa entrega de sangre actuaba en base a sus necesidades: el basquetbolista formó un frente, el pelotero se para poder vivir”. La única manera de que el lugar estuviera libre de balas era llenándolo de chamos, aunque el espacio no estuviera en las mejores condiciones”, cuenta Kerry. “Nosotros creemos que los procesos de recuperación de los barrios empezaron gracias a que alguien le abrió los ojos a la juventud. Ese alguien tiene nombre y apellido: Hugo Rafael Chávez Frías”. Anteriormente se podía contar la cantidad de disparos que sonaban en una hora, ahora se cuentan la cantidad de puntos que hace un equipo jugando baloncesto. Antes de que la cancha existiera, el espacio era una zona bastante hostil: mucha gente, que nada tenía que ver, moría por alguna bala entrometida — Caracas, 20 de julio de 2014. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS 22 La idea es fusionar las aptitudes de los jóvenes de la Comuna Zona Norte y ponerlas al servicio de la comunidad — cional cuyo equipo preparador se ha vinculado naturalmente. Franyeli Mota tiene 17 años, vive en el OP 5 de la Misión Vivienda, entre Jesuítas y Maturín, y es la encargada de planificar estrategias comunicacionales a través de las Artes Gráficas. Acaba de salir de bachillerato y está en busca de una universidad para estudiar Diseño Gráfico. Drexler Daniel Véliz Díaz tiene 16, es familia de Franyeli y su tarea tiene que ver con el deporte. Diana Briceño es vecina de Franyeli y Drexler y también se unió a la labor de recreadora en el plan vacacional. Anthony da Silva es otro dieciséisañero, estudia de noche en un liceo y, al salir, tiene planes de estudiar en el Inces; es de la OP 6, se dedica al grafiti y llegó al colectivo de la misma manera que los demás: gracias a su mamá. Gilbeny Romero también es parte del equipo, pero no le gusta hablar mucho (todavía). fue a un frente de peloteros, el DJ poco a poco fue reuniendo para comprar sus equipos, el cantante empezó a formarse. “Actualmente estamos en una nueva etapa gracias a la evolución que hemos tenido. Aquí lo tenemos todo. De nada sirve que yo estudie, me prepare y luego me vaya del barrio. Más bien la intención es quedarnos y mejorarlo”. “Sabemos que el tema ‘juventud’ es complejo. La intención es captar, aceptar y sumar, no ahuyentar a los chamos. Que cada quien pueda ayudar desde el espacio que le guste”, explica Kerry. Estas son apenas unas pocas caras de todas las que participan en proyectos con La Comuna Zona Norte Altagracia y otros vínculos. Acá se rompe totalmente con la división político-territorial de las parroquias: se trabaja Hoy Kerry ayuda a varios jóvenes de la zona, para una gran comuna, no solo para el sector. sin importar si son de su sector o no, a integrarse a procesos para el desarrollo comu- Adrián Bielostotzky tiene 24 años y es fiel nitario. La potencialidad de cada joven es compañero de Kerry desde los inicios de la puesta al servicio de todos. Los espacios de lucha organizativa en el sector. También hizo vinculación fueron las reuniones del Jpsuv un importante trabajo voluntario para limen el bulevar Panteón con movimientos de piar de delincuencia y drogas a La Esperanza recreadores, de deportistas, de cultores. Allí a través del deporte. Nairoby Noguera es de se crearon alianzas y se articularon varias co- la misma generación que Adrián y también munidades a través de los movimientos juve- le tocó vivir las vicisitudes de la zona. Juntos niles. “Actualmente estamos en un proceso de se apoyaron en los eventos deportivos para formación en varias comisiones. Existen 16: borrar la violencia de su contexto social. deporte, cultura, comunicación, formación, política electoral, finanzas, sexo-género-di- “Ser joven y no ser revolucionario es una conversidad, análisis de políticas internacionales tradicción hasta biológica”, dijo una vez Salvador Allende, frase que toma Kerry como y otras que no recuerdo ahora”. bandera de todo lo que su trabajo representa. Cotiza, Altagracia, La Esperanza, El Panteón, En proceso la OP 5, OP 6, La Pastora, El Retiro, Villas de formación Kerry está formando un nuevo equipo de tra- del Sol y cualquier comunidad aledaña, con bajo a través de las madres que asisten a las sus distintos nombres y sus complicadas —e reuniones del Jpsuv en la parroquia Altagra- inexistentes— divisiones territoriales, son cia. La idea es fusionar las aptitudes de los jó- vistas como una sola masa que unifica, reúne venes de la Comuna Zona Norte y ponerlas al muchos puntos de vista, formas de pensar, servicio de la comunidad. Actualmente se en- aptitudes y voluntades con una solo finalicuentran en la planificación de un plan vaca- dad: mejorar la vida en el barrio. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de julio de 2014. La Vega: fiel y amado callejón Justo antes del parque Juan Cuchara, y al frente del conocido Dispensario (hoy Sala de Rehabilitación Integral), está el callejón Canaima, lugar donde nací. No lo confunda, estimado lector, con la calle Canaima, otro lugar de mi querida parroquia: La Vega. Los vegueños tenemos algunas banderas que, orgullosamente, alzamos cuando estamos en cualquier otra parroquia de la capital: Carlos Quintana, alias Tabaco (emblema de la salsa en todo el mundo), el padre Francisco Wuytack y los tambores de San Juan más antiguos de Caracas. Para llegar al callejón, usted tiene que acercarse a la redoma de La India y adentrarse barrio adentro, pasar el bulevar y, cuando llegue al Dispensario, ver de par en par las rejas abiertas. Cruce no más y estará en el lugar. No tiene más de 15 casas, todas de dos o tres plantas. Es un callejón de dos partes: la primera recta de tres metros de ancho y unos 20 de largo, la camina derechito y, al doblar a la izquierda (siempre vamos a la izquierda), verá el patio de nuestras vidas, nuestro estadio, nuestro salón de fiesta, nuestro centro de reuniones, nuestro jardín, nuestra sala, nuestra piscina, todo en tres metros de ancho. Ese callejón ha dado para todo. Quienes vivimos ahí nos conocemos desde hace tanto que no recordamos el momento de la presentación inicial. El callejón Canaima es una fiel muestra de cómo es Caracas: hay andinos, orientales, dominicanos, maracuchos, evangélicos, católicos, músicos, carpinteros... En el callejón Canaima difícilmente puedes guardarte algo. Los lutos son colectivos, las celebraciones también, las buenas noticias, las malas, los cambios, las mudanzas, todo. Hace tiempo mi mamá me enseñó una canción de Arabella, la sonera mayor, que se fue convirtiendo en el himno de ese adorado espacio y que, para finalizar, comparto un fragmento con ustedes: “Este callejón lo sabe, este callejón lo añora, este callejón sombrío, en silencio rememora. Una casa vieja, un sueño que soñé en sus ventanales, el mundo siempre es pequeño para los del callejón”. Gabriel Ramírez 23 San Agustín del Sur Todos los barrios unidos... POR ROCÍO CAZAL FOTOGRAFÍAS Jonathan Mendoza Caracas, 20 de julio de 2014. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS 24 San Agustín del Sur es la cuna de grandes músicos, quienes la consideran la capital musical de venezuela. Tiene una decena de barrios que se dividen en otros tantos y cada uno tiene sus artistas. El grupo Son del Barrio es muestra de que allí lo que sobra es rumba y guaguancó El calor de San Agustín se siente cuando caminas sus calles y veredas. Pareciera que todos se conocieran. Hay camaradería, hay alegría, hay rumba, hay son. La agrupación Son del Barrio también nació en San Agustín del Sur, pero no desde ahora: sus 12 músicos tienen decenas de años de experiencia en esto de darle sabor y ritmo a todo lo que se les pase por el frente, Fue una parroquia olvidada por muchos y ahora están juntos para darle más orgullo años, además de estigmatizada, hasta que y renombre a su parroquia, su gran barrio. desde hace 15 comenzó a ser escuchada y reconocida. Y no es para menos, allí es- ...Vamos a cantar ahora tán congregadas 45 agrupaciones musica- Noel Márquez, productor de Son del Barrio, les y culturales registradas formalmente, señala que allí se congrega un grupo de selos talentos son innumerables porque en res humanos que han transitado por la vida cada rincón hay uno que otro dándo- con dificultades de toda naturaleza, pero le duro al tema sonoro. No en vano, allí que no han perdido la fe, el encanto y el denacieron, se criaron y surgieron Luisito seo de seguir aportando a la cultura de la Quintero, Carlín Rodríguez y el Grupo parroquia. Es por esto que se convierten en Madera, por nombrar algunos, para po- ejemplo para las nuevas generaciones, que ner el nombre de Venezuela en alto con tiene que ser reconocido por las sociedades. sus ritmos pegajosos. Y es que cada vida ha hecho una historia. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de julio de 2014. “¿Qué es ser del barrio? Es ser un ejemplo. En este barrio de donde somos, de donde venimos y de donde vamos a permanecer hasta el fin de nuestros días ha surgido un ejemplo para Venezuela y para el mundo de cómo se sortean las dificultades, cómo se desafía el fatalismo y cómo, a través de la música, se ha elaborado una razón de vida. San Agustín es la capital musical de Venezuela”, manifiesta Márquez De hecho, para él y su combo de músicos, desde ese gran barrio ha surgido un sentir y una esperanza que se mantiene con hidalguía. “Hemos dado sangre, sudor, vidas, alegría para ser lo que somos. Aquí hay un gabinete cultural de la parroquia San Agustin, donde convivimos y coexistimos más de 45 agrupaciones musicales y artísticas”. 25 Tanto es así que para Luis Avilán, vocalista de Son del Barrio, mejor conocido como “El abuelo de la salsa”, en San Agustín del Sur lo que hay es una verdadera cuna de músicos: “Yo me crié en La Ceiba, donde había un grupo musical en la tercera calle. Era Armando Flores y su sexteto. Yo trabajé con ellos de bongocero, pero en Marín (el barrio) es donde habían más músicos”. Claro, de Marín nació el grupo Madera y de allí también surgieron Carlín Rodríguez (padre e hijo). “Cuando mi papá era presidente del Afinque de Marín, acá en San Agustín, tenía este proyecto, con la amiga Mirna Tovar, de crear una agrupación fuera de lo común con músicos bohemios de la parroquia. Mi padre muere y deja esa propuesta musical de lo que es Son del Barrio. Entonces, mi hermano, Noel Márquez, y yo nos reunimos. Empezamos a conjugar el rompecabezas y formamos el mapa de lo que es esta agrupación: es la vivencia de cada uno de ellos como padres de familia, como músicos, como forjadores de la cultura”. La idea es demostrar a la parroquia, al país y al mundo el talento que hay en esa barriada popular, pues muchos músicos nacieron, se criaron y continúan dando sus frutos en San Agustín del Sur. Si alguien habla de salsa o de tambores tiene que hablar de San Agustín — Sonero soy y no te miento... Los barrios Marín, Hornos de Cal, El Manguito, Negro Primero, La Charneca, El Mamón, La Ceiba y demás son patrimonio, sin contar que cada rincón de San Agustín es musical. “San Agustín es una parroquia patrimonial en todos los barrios que la conforman, porque con sus espacios y personajes contribuye al incremento del patrimonio cultural de la ciudad. Además, hay un gran proyecto de recuperación de las calles, de todo el bulevar con sus fachadas bonitas, sin contar el metrocable, que es un patrimonio estructurado. Aquí, organizaciones y seres humanos Caracas, 20 de julio de 2014. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS 26 San Agustín es una casa grande, bonita y una familia hermosa, que todo se puede hacer allí sin salirse de las coordenadas de Parque Central hasta Puente Hierro “No es fácil vivir en un barrio de San Agustin, ni de ningún lado, pero hemos tenido la dicha de tener a nuestros padres al lado con buenos consejos y de estar trabajando toda una vida. La comunidad es organizada en ciertas cosas, no en todo, por lo menos en lo que se refiere a la cultura, que mucha falta nos hace”, cuenta Peña. Pero anteriormente no eran visibilizados los dotes de los artistas que allí hacen vida. El apoyo a la cultura en este sector comenzó desde que el presidente Hugo Chávez ejerció el poder en 1999 y comenzó a dar apoyo a los cultores populares. “Yo tengo hijos que llevé a la Escuela de Música José Ángel Lamas, les hicieron las pruebas y después de que se enteraron que eran de la parroquia San Agustín, no los aceptaban. Ahorita tengo uno que tiene 11 añitos y está estudiando en la Sinfónica sin pagar medio. Anteriormente no había esa posibilidad”, resalta Marcano. Y tanto se le ha dado importancia a esta pahan aportado para conformar esa identidad rroquia que se recuperó el Teatro Alameda, del caraqueño. Si alguien habla de salsa o de escenario que recibió hace mucho tiemtambores tiene que hablar de San Agustín”. po, por los años 40, a artistas reconocidos como Jorge Negrete, Pedro Infante, Benny Claro, para estos músicos de cepa no podría Moré, Celia Cruz, Julián Soler y Toña La entenderse la ciudad sin el corazón artístico Negra, entre tantas glorias de la música lade este gran barrio, donde seguirán surgien- tinoamericana y caribeña. do grandes exponentes para exportar. Se trata de un foco vivo y activo, como dice Gregory Cedeño, vocalista, creció y conti- Noel Márquez, más que un teatro es la casa núa viviendo en La Charneca. Allí imparte de la cultura. “Fue tomado por la comuclases de comida venezolana, incentiva a los nidad como un espacio para respirar. Ese adolescentes al deporte o cocina tortas para teatro fue un lugar histórico para la comulos más pequeños. Para él, San Agustín es nidad que sigue mandando energía. Pero una casa grande, bonita y una familia her- también tenemos la Fundación Grupo Mamosa, que todo se puede hacer allí sin sa- dera, la Coordinadora La Calle de los Nilirse de las coordenadas de Parque Central ños, la Cofradía San Juan Bautista, también hasta Puente Hierro. “Es acogedora, chéve- el trabajo que hay en las escuelas con tallere. Aquí te conoce desde el que vive en El res de percusión, de danza. Muchas organiMamón como el de La Charneca, de punta zaciones culturales hacen vida acá”. a punta”. Lo cierto es que no solo estos músicos viven Y tanta es la sonoridad que se expresa en de eso: los de Son del Barrio, como los de San Agustín que el timbalero Luis Quintero, otras agrupaciones, viven de ser serenateros, Juan Palacios con la tumbadora, Luis Peña, carpinteros, zapateros, cocineros, así como Ismael Marcano y Mon Carrillo, entre tan- de la docencia, sin dejar a un lado lo que le da tos otros, también se unieron en este pro- realmente vida a sus vidas y a la comunidad: yecto para darle más renombre a la parro- la música, el son, la rumba y el sentir popular de su gran y querido barrio San Agustín. quia y demostrar siempre sus virtudes. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de julio de 2014. La quinta de los Cristanis Desde muy niña sentí una espesa curiosidad por la quinta de los Cristanis, sobre todo porque entendía cómo desentonaba en medio de las demás casitas, que seguían un ritmo de cosa hecha a las carreras y con lo que se pudo. Pero esa no, esa era una casota, con jardines profundos y caminerías de piedra. En el centro del patio lucían, siempre solas, una mesa redonda, blanca, rodeada de sillas de hierro, pintadas de nube luminosa y, crubriéndolas, una sombrilla que parecía enorme y orgullosa de la protección que le procuraba a nadie. En especial me admiraba de la cantidad de ventanales y puertas de madera gruesa que tenía aquella casa. Quedaba a una cuadra de la mía, y eran tan radicalmente distintas, como una vieja encopetada junto a una adolescente harapienta. Hasta la quinta Cristanis llegaba el Alto Hatillo que, sin previo aviso ni veredas o murallas de contención, daba paso al barrio El Calvario, mi barrio. Casi nunca veía a nadie en la quinta, a veces divisaba entre el jardín, bien adentro, una figura regando y podando matas; también a veces veía salir un carro del estacionamiento. Pero la mayor parte del tiempo era densa la soledad que exhalaba aquella casa, en contraste con las rochelas que se prendían en las esquinas cercanas. La quinta de los Cristanis era una abuelita en eterno luto. Un sábado por la mañana nos estremeció el grito de un vecino: —¡Se mató el muchacho de la quinta Cristanis! Mi abuelo y yo bajamos entre un pequeño tumulto de gente. Dos patrullas de policía y una ambulancia estaban mal paradas frente a la quinta, y dos hombres cargaban como podían un bulto largo entre una sábana blanca, que por un lado chorreaba rojo enfurecido. El chamo se había suicidado con un tiro en la boca. Las especulaciones eran muchas y diferentes. —Ese tipo se dejó matar por la soledad, sí es pajúo, hasta yo me hubiera tomado una de anís con ese muerto —dijo un adolescente sobre su moto. Yo era carajita, apenas tendría ocho años, pero alcancé a sentir una tristeza madura. A los días se apagaron los rumores. La quinta siguió siendo un escabroso silencio, mi barrio siguió siendo grito y barullo. Yanuva León 27 el 70 Los lunátikos del 7-Cero POR mabe chacín FOTOGRAFÍAS jONATHAN MENDOZA Caracas, 20 de julio de 2014. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS 28 Como el fénix, El 70 resurge de sus cenizas. Durante años permaneció en la hostilidad, como todas las comunidades al margen de la sociedad. Hoy, gracias a la voluntad de una comunidad organizada, la historia es otra: la necesidad no es salir sino quedarse y mejorar Es la 1 de la tarde de un miércoles cualquiera. En el barrio El 70 se desata un fogoso partido de futbolito, mientras, en un extremo de la cancha, una decena de niños entre 10 y 12 años con uniformes de colegio les hacen barra a los jugadores. No hay porteros, el reto es meter gol en un arco diminuto. Al otro lado empieza una tanda de balones al aro: es una cancha compartida. De vez en cuando pasa un transeúnte y termina con alguna pelota en sus pies o, en el peor de los casos, en su cara. El bullicio de los niños se mezcla con varios timbres de martillazos que se producen, al unísono, en una construcción que está más abajo: la Escuela Básica Parroquia El Valle. El estrépito del ambiente se intensifica con algún pum pum pum a lo lejos, proveniente de alguna corneta que probablemente estuvo encendida durante toda la noche anterior. Es la 1 de la tarde de un miércoles cualquiera sistema de comunicación por parlantes que en el barrio El 70 de la parroquia El Valle. algunas favelas brasileñas usan para informar Al final de esa cancha, justo en un cúmulo de a la comunidad sobre actividades y acontecibloques, cemento y cabillas, como en la cima mientos de la zona. El modelo fue tomado de de una pequeña montaña, se encuentra un una película del año 2002 con el mismo nomespacio sin precedentes, tomado como ejem- bre, Radio Favela, donde se narra la historia plo en muchas comunas para multiplicarlo: el de varios muchachos que fundaron una radio Núcleo Cultural 7-Cero, compuesto por una en la favela Belo Horizonte durante los años radio comunitaria, un estudio de grabación, 80. No trabaja con dial, sino con parlantes: un estudio de televisión, una sala de ensayo, cada Consejo Comunal tiene cinco. En total salones para talleres y un pequeño anfiteatro. son treinta parlantes puestos en lugares estraY, sin perder su estructura vertical, se le su- tégicos del sector. Son 12.000 metros de cable marán un café, un salón de baile y un taller para informar sobre jornadas de vacunación, cedulación, Mercales, rendición de cuentas de de serigrafía. cada Consejo Comunal y cualquier cosa que A ese espacio, Cristian Abreu, mejor cono- atañe a la comunidad. Luego de dar inicio a la cido como DJ Lunátiko, llega todos los días transmisión, Cristian se queda operando las a las 6 de la mañana para encender el radio máquinas: todas; entre la radio, la sala de entransmisor y dar comienzo a la jornada diaria sayo, el estudio de grabación, el estudio de tede La Radio Favela, un proyecto de la Misión levisión y los talleres para formar disc-jockeys, Barrio Nuevo Barrio Tricolor inspirado en el Lunátiko mantiene su día ocupado. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS Caracas, 20 de julio de 2014. “Fue un proyecto en conjunto con el Ministerio de la Juventud llamado Jóvenes de la Patria. Nosotros fuimos seleccionados para ser el primer estudio de grabación a nivel nacional. Fuimos el primer estudio inaugurado el 27 de febrero del presente año. Todo eso fue gracias a nuestra organización y al trabajo que venimos haciendo desde hace mucho: eventos culturales y deportivos con bastante frecuencia. Ya teníamos mucho camino adelantado. Hubo bastantes reuniones, asambleas y foros para que esto se llevara a cabo. En un principio Radio Favela era la que iba a funcionar aquí y el estudio iba a ir abajo, en el Tiuna, pero después de mucho hablar logramos que se quedara aquí en el barrio”. En años anteriores El 70 no era conocido por su estudio, por su radio o por su eventos deportivos y culturales, sino por el gen que estigmatiza a todos los barrios de Venezuela: la 29 delincuencia, la violencia, la cultura hegemónica. “Con este proyecto hemos recuperado el nombre del barrio, de hecho lo modificamos, ahora lo llamamos el 7-Cero”. Aunque no hay mucha diferencia entre 70 y 7-Cero, el simple hecho de enunciarlo distinto significa que ha habido un cambio. “Ya hay mucha gente que lo conoce por su nuevo nombre. Es como si fuera un barrio nuevo. Hemos limpiado la mala fama que tenía la zona”. A Cristian, en el trabajo que ha realizado todos estos años, le ha tocado la difícil tarea de hacer cambiar a los jóvenes con conductas hostiles. Una historia muy dura, que siempre cuenta cuando se le pregunta cómo el núcleo ha ayudado en esas transformaciones: “La mayoría de mis amigos de infancia ya no se encuentran físicamente. La cosa ha sido dura y lo primero que se piensa es en buscar el dinero fácil, ya sea con la delincuencia o las drogas, y la mayoría no llega ni a los 18 años. Yo me alejé totalmente de esos escenarios y gracias a mis padres nunca tuve esas necesidades. Durante todos estos años he conocido personas metidas de lleno en la delincuencia. Siempre aprovecho la oportunidad para invitarlos al núcleo, les digo que piensen en sus hijos, en la mala vida que le dan a sus familias, que se busquen un trabajo. Una historia que se repite mucho: dejan a la mujer sola, a la mamá sufriendo y al hijo huérfano”. Sin embargo, la comunidad de El 70 está “activa y despierta”, no toleran amedrentamientos de ningún cuerpo policial. “Los que más nos han perjudicado son los medios de comunicación privados: dicen cosas que no son. Desde que existe el núcleo, como ya te he dicho, el barrio ha cambiado y cambiará más con los proyectos que vienen con Barrio Nuevo Barrio Tricolor; aquí pasan muchas cosas bonitas, pero no es eso lo que reseñan los medios privados. Cuando ocurre un incidente en algún otro barrio cerca de aquí, meten a El 70 aunque no tenga nada que ver”. Hace unos meses ocurrió un homicidio en Cerro Grande e inmediatamente lo vincularon con El 70, y lo cierto es que “hace años que aquí no ocurre una tragedia”. El Núcleo Cultural 7-Cero ha beneficiado a los —aproximadamente— 6.000 habitantes del sector, una comunidad integrada por seis Consejos Comunales. “Lo más importante de Caracas, 20 de julio de 2014. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS 30 El parque cultural tiuna el fuerte fue una importante figura en la creación del núcleo cultural 7-cero — este proyecto es que el joven que no ha tenido la oportunidad de estudiar, porque no cuenta con los recursos, por una barriga prematura o porque tuvo que empezar a trabajar, tendrá la opción de acercarse a este tipo de actividades. Ser disc-jockey, producir radio, ser grafitero, ser locutor, producir música o bailar pueden ser motivaciones que alejen a los jóvenes de los malos caminos”. Un ejemplo claro es la agrupación Hombres Libres, integrada por Jesús Sequera, Ángel Serrano y Maifer Bracamonte quienes, después de salir de la cárcel, lograron grabar un disco en el núcleo y regenerar su vida a través de la música. “El Valle es una parroquia musical”. El estudio de grabación ha sido una herramienta fundamental para la preservación de la cultura local. Salseros, raperos, merengueros, cantantes de música llanera, productores de música electrónica, de música reggae y de cualquier otro género musical han podido documentar su idiosincrasia, dejarla grabada, dar constancia de que existe y de que ese producto, ese logro, por pequeño o grande que sea, se hizo ahí: en el mismo barrio. “En cualquier estudio de grabación el costo de la hora no baja de mil bolívares. Aquí eso es impensable, a pesar de que tenemos la última tecnología en software y equipos”. La historia del Lunátiko empezó con el experimento de desarmar radios para examinarlos. Más adelante logró armar una miniteca a punta de cajones fabricados por él mismo. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS Después conoció Tiuna El Fuerte y ahora no hay rémora que lo detenga. Hace año y medio, en Épale CCS Nº 4, Cristian echaba su cuento: “Cuando yo llegué al Tiuna dije: ‘Este es mi mundo’. Vi esos containers, vi a los muchachos, vi que estaban produciendo, vi que estaban bailando y decidí que ahí era donde tenía que estar”. DJ Cristian Lunátiko, a pesar de todas las responsabilidades que ahora tiene, se mantiene en pie. Sigue mezclando lo imposible: puede pasar de una salsa brava a un merengue, luego a una cumbia y termina en un house. Su vida ha girado en torno al audio, a la ingeniera de sonido, a la música. “Mi inclinación a este mundo debe ser por todo lo que veía de niño, con la miniteca de mi papá”. La semilla del Tiuna El Parque Cultural Tiuna El Fuerte fue una importante figura en la creación del Núcleo Cultural 7-Cero. “Nosotros hemos recibido mucha información del Tiuna. A donde quiera que ellos llegan dejan una inquietud sembrada en los jóvenes. Nuestro nexo con ellos es muy importante. Allí fue donde aprendí muchas cosas de las que hoy sé respecto al audio y a la música”. El modelo del Núcleo Cultural 7-Cero se repetirá al menos unas 400 veces en varios estados del país. Hace dos meses se inauguró uno en Barquisimeto y, además de la formación diaria que reciben los muchachos que hacen vida en el núcleo, se establecen vínculos con otras instituciones, como el proyecto Onda en el Inces, donde se enseña la ingeniería de audio. Los jóvenes que hacen vida en el núcleo se consideran “multifacéticos y versátiles”. Cristian es desde radio operador hasta electricista, también hace trabajos de realizador audiovisual. Su vida es una mezcla: cuando no está trabajando en el núcleo, es disc-jockey en varios clubes, sin mencionar su papel en la comunidad como vocero del Comité de Protección de los Niños, Niñas y Adolescentes. Ha sido reelegido dos veces y próximamente piensa postularse como vocero de los Consejos Comunales. “Nosotros no ganamos ningún sueldo. Una vez que el Ministerio y la Misión Barrio Nuevo nos dotó, nosotros mantenemos el espacio a través de la autogestión”. Cristian hace todo desde su corazón y, lo más importante, no lo hace por un beneficio personal sino colectivo. Caracas, 20 de julio de 2014. Claro y raspao! Como los pobres no planificamos muy bien eso de tener muchachos, mis pures, sin cumplir 20 años, decidieron darme a luz justo después del Sacudón, época de neoliberalismo y perrarina. Mi caso es un lugar común: me criaron a duras penas en el oeste de Caracas. En principio, mi mamá no trabajaba y mi papá vendía sandalias y correas de cuero, es decir, el dinero no les alcanzaba pa’ un coño, así que de cuando en vez le mendigaban un poquito de plata a mis abuelos, que también eran pobres. En pocas palabras, las condiciones que nos tocó vivir no fueron fáciles. Chambeamos desde carajitos, porque el hambre pesa y las opciones no eran muchas. Pero a pesar de todo mi infancia fue de pinga, o por lo menos así la recuerdo; los fines de semana con mis primos, jugando desde tempranito hasta que mi tía me gritaba desde la esquina que tenía que regresar a la casa porque eran más de las diez de la noche y a esa hora los carajitos se tienen que dormir. Yo vivo justo al frente de una de las entradas de la quebrada de Catuche en La Pastora, muy cerca de la Av. Baralt. Allí he visto pasar la mayor parte de mi vida y la de mis vecinos. Hago énfasis en esto porque en el barrio todo el mundo sabe y quiere saber de todo el mundo, y esto es algo que nos diferencia fundamentalmente de quienes se criaron en alguna zona privilegiada. Por más que la junta de vecinos en una residencia hable de alguien, allí nadie quiere saber de nadie. Para nosotros la comunicación es cotidiana, nuestras relaciones son —o terminarán siendo— públicas. Al contrario, para la gente que se crío en zonas acomodadas comunicarse es un ejercicio calculado, frío, privado. Ese modelo comunicacional que germinó en las zonas populares del país fue el que utilizó nuestro comandante Chávez y, ahora, nuestro actual presidente obrero Nicolás Maduro. Sin pelos en la lengua se dice lo que se tenga que decir, de forma franca, sincera y abierta. Nunca más nuestro lenguaje será oprimido, porque ahora el pueblo es el que tiene la palabra. ¡Háblale! Osmar Romero 31 LA TOMA CON FRÍO Y CABALLOS CONVIVEN EN EL BARRIO POR KAY YAM HUNG FOTOGRAFÍAS AMBROSIO PLAZA Caracas, 20 de julio de 2014. Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS 32 AQUÍ SE PUEDE estar tranquilo. PARA LOS VECINOS NO ES FÁCIL VIVIR CON LOS ANIMALES, PERO APOYAN A LOS MUCHACHOS PORQUE DE ESA MANERA SE GANAN LA VIDA El papá de Nancy Méndez fue uno de los primeros habitantes del barrio, tiene 76 años y atiende un quiosco en el pueblo en el que vende chucherías. Ella trabaja con él solo los fines de semana, se ayudan el uno al otro. Para muchos El Junquito es un lugar para pasar el día caminando, comiendo, paseando en caballo; sin embargo, para otros es su hogar. Es que detrás de los locales del pueblo se encuentra el barrio La Toma; tiene aproximadamente 50 años desde que las primeras familias comenzaron a vivir allí. Al igual que Luis, Nancy tiene toda la vida viviendo en el barrio; si tuviera la oportunidad de ir a un lugar mejor lo haría. Pero mientras no pueda se siente cómoda ahí, pues la gente es sana todavía y afirma que ahora con los yips es una bendición llegar a la ciudad. Cuando íbamos bajando por las escaleras se podía sentir el olor a café recién colado, al fondo se escucha una música llanera y una neblina que no te deja visualizar qué tan lejos queda la última casa. Según un vecino (o como se hace llamar: un “junquiteño rencauchado”), a veces se escucha La Sayona por el barrio buscando a su hijo muerto ¿o será que se confunden con el llanto de alguien real? Lo cierto es que hay que tenerle más miedo a los vivos que a los muertos. Luis Mujica es un muchacho de 26 años de edad y padre de cuatro hijos que tiene toda la vida viviendo en el barrio: “Desde que nací este ha sido mi hogar, yo me crié en el barrio así como también lo habrá hecho mi mamá y mi papá, porque siempre han vivido aquí”. Se dedica a la construcción, pero trabaja fines de semana y feriados haciendo paseos a caballo. En este último trabajo es que lleva más tiempo. “Apenas me levanto le doy de comer a los animales y los llevo hasta arriba para que se queden el día allá”, cuenta Luis mientras va subiendo por las escaleras a El Niño, uno de sus seis caballos. Muchos de los muchachos que viven en La Toma se sustentan con este trabajo, que es una de las principales atracciones turísticas para los visitantes de El Junquito. La señora Victoria Lopesa, residente del barrio por casi 40 años, nos decía que no es fácil convivir con los caballos ahí. Ellos, como vecinos, tienen que apoyarlos porque ese es el sustento de muchas familias: “Cómo le vamos hacer eso, no los podemos sacar”, dijo mientras seguía su camino. Anteriormente todo el barrio se llamaba La Toma y ahora, con los Consejos Comunales, se han dividido por sectores. Algunos de ellos son: Santa Barbara, Pollo Guindado y El Hueco. Según los vecinos es un lugar tranquilo para vivir. Todavía cuentan con manantiales Edición Número Ochenta y nueve. Año 02. ÉPALE CCS naturales y, lo más importante, con gente honesta; claro, siempre hay uno que otro que se la da de vivo y quiere hacer de las suyas. Al final de las escaleras se encuentra un potrero improvisado con techo de zinc, donde están algunos de los caballos. Luis nos cuenta que antes tenían la tradición, todos los diciembres, de hacer un nacimiento viviente con todos los protagonistas de la Nochebuena. Él prestaba los caballos para que los Reyes Magos llegaran con las ofrendas para el niño Jesús: “Lástima que esa tradición la hemos perdido, espero que la retomemos otra vez”. Nos agarró la lluvia subiendo y unas muchachas están tratando de llevarse a un abuelito para vacunarlo. Ese día había una jornada de vacunación para los habitantes y así evitar que les de gripe y pulmonía. Ellas siguieron su camino y nosotros buscando refugio por un rato. Caracas, 20 de julio de 2014. Él relata que desde pequeño se la pasaba por las montañas de El Junquito y nos contó la historia del porqué ese pueblo tiene ese nombre, mientras nos enseñaba unas fotos viejas: “En la laguna que abarcaba el espacio donde se construyó la Plaza Bolívar del pueblo, abundaban las matas de junco, una planta parecida al cebollín. Y como aquí en el pueblo, que está más arriba, también se encontraba la planta, le pusieron a la parroquia El Junquito, se le agregó el diminutivo”. Luis nos cuenta que una vez iba bajando a las 9 de la noche a lomo de su caballo por las escaleras y se cayó encima de una de las casas, y dio gracias a Dios por no haber nadie dentro de la habitación porque, de haber estado, “no lo cuenta”. Ni al caballo ni a él le paso gran cosa y solo el techo de acerolit fue el que sufrió las consecuencias. Así como Luis, los vecinos están de acuerdo que La Toma es un barrio en donde pueden criar a sus hijos mientras trabajan en el pueblo. Como dijeron todos con quienes hablé: “¡El barrio es tranquilo, aquí todo está bien!”.
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